Ya son fechas, si no has pisado la piscina, la playa o te has regado con la manguera lo necesitas, y lo sabes.
Son fechas en las que un año más no dejo de mirar en google mpas dónde está la piscina más cercana, y es una tortura.
Porque los vecinos de al lado, tan sonrientes, tienen una piscina en la azotea, y tu no lo sabías, y por eso tu sudas como un pollo y ellos están tan frescos y contentos.
Está mal repartido el mundo. La piscina más cercana, aparentemente pública, a mi casa no es tal. Es una piscina megaolímpica, con sus piscinitas al lado, pero un día fuimos a preguntar, y resulta que para poder entrar tienes que ser de no se qué hermandad de cristianos de dios.
Pues vaya.
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